sábado, 4 de octubre de 2014

Que el tiempo sea quien decida si eres para mi.

Dicen que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Pero yo no estoy de acuerdo.
Yo no necesito perderte para saber lo que tengo.
No necesito que te vayas de mi lado para saber que eres lo más maravilloso que tengo y tendré en mi vida.
He intentado cuidarte todos y cada uno de los días que he estado a tu lado, he querido demostrarte que todo esto que siento es real, que aunque las palabras no sirvan de mucho, es la única forma que tengo ahora mismo de desahogarme.
Y sentirme menos vacía, tal vez.
No sé muy bien cómo sacar todo esto que llevo dentro, como expresar como me siento.
No encuentro as palabras exactas. Una mezcla entre rabia, dolor, impotencia, incertidumbre, no sé todo se queda bastante lejos de la realidad.


No quiero ponerme a escribir todo lo que significas para mi porque yo lo sé y tú lo sabes, y con eso me conformo. Con hacerlo nuestro y de nadie más.
Yo te prometí un día que iba a estar a tu lado, pasara lo que pasase y lo voy a cumplir. De una forma u otra lo voy a cumplir. Porque las promesas están para eso.
No sé que estará pasando por tu cabeza ahora mismo, me castigo pensando que podría ser. Qué podrá pasar. Donde podremos llegar.
Que el tiempo sea quien decida si eres para mi.


domingo, 31 de agosto de 2014

y ojalá en algún día de mi vida, el corazón vuelva a ganarle a la razón.

Hace mucho me contaron una leyenda de dos personas que se quisieron mucho y que duraron toda un vida. Menuda leyenda, tiene que serlo para ser verdad. En cambio hoy en día te prometen que se quedarán y a la primera de cambio ya se van; parece que la gente no es capaz de soportar que las cosas se vuelvan un poco difíciles sin saber que eso es lo que realmente vale la pena. Que sí, que puede que haya días en los que quieras enviar todo a la mierda pero siempre compensa si luego está esa persona dispuesta a comerte a besos para apaciguar el maldito dolor de las muchas cosas que se te vienen encima. No digo que todo vaya bien; quizás las cosas serían demasiado aburridas sin las reconciliaciones, sin los arrebatos de pasión entre enfados con esa persona que quieres, sin los polvos de reconciliación hablando mal y pronto. No sé, a mi me parece bonito ver como esa persona frunce el ceño por tu culpa, porque siempre tienes que tener la maldita razón en todo, aunque quieras defender que dos más dos son cinco, y te encanta que ceda y al final te de la razón para ver esa sonrisa traviesa que se te escapa. Te encanta discutir con él sabiendo lo que viene después; sabes que vendrá o que quizás ésta vez vayas tú y con un par de caras de las tuyas sabes que caerá y no te engañes, tú también. Le abrazarás y os perderéis otra vez, como esas otras tantas noches que os habéis pasado junto a la persona que queréis. Besando cada lunar de su espalda, mordiendo cada centímetro de su cuello, vistiéndolo a besos, desvistiéndolo a caricias. No hay nada más bonito que las ganas de nosotros, de ti, de mi. Juntos. 

Tengo que admitir que, soy ese tipo de persona que nunca ha querido nada perfecto, nunca he querido a nadie que me prometa que va a quedarse porque sé que la mayoría de esas promesas están vacías. Nunca he querido a alguien que me diga lo bonita que estoy o mariconadas de esas. Siempre me ha parecido mejor que me demuestren que van a quedarse, sin promesas, que se queden porque lo necesitan, me necesitan. Necesitan esto que tienen. Alguien al que de verdad le importen una mierda las demás si sabe que al girarse en la cama va a encontrarme a mi ahí, quizás no pueda ser la que todos esperan pero las ganas de vivir al máximo a mi lado no se te quitan. Puede que sea la persona más cabezona, negativa, divertida y muchísimas cosas más; buenas y malas pero cuando digo que voy a quedarme, me quedo. Aunque las cosas vayan mal, aunque no pueda más. Nunca he podido irme del lado de alguien que me importa a diferencia de muchos. 

domingo, 24 de agosto de 2014

Dia 13.


puede que haya pasado un mes, diez días, v, once minutos y doce segundos desde que te has ido, bueno..ahora trece, pero aún habiendo pasado todo ese tiempo; sigo pensando en ti.  

Pensando en todo lo que he llegado a perder y que nunca volveré a tener.
Pensando en las caricias que prometiste darme y que anhelo todas las noches de mi vida.
Pensando en los besos que no nos dimos para no caer en la tentación y perdernos en ella.
Pensando en lo bonito que era mover uno de mis brazos a las tantas de la madrugada y notar piel contra piel.
Pensando en como se me ponía la puta piel de gallina cuando me susurrabas en la oreja lo mucho que me querías..que me necesitabas. Lo mucho que te había jodido esperar tanto tiempo para tenerme ahí contigo.
Pensando en lo bien que quedaban mis dedos perdidos por tu pelo mientras nos besábamos.
Pensando en lo bonitas que quedaban tus manos abrazándome por la cintura cada vez que lloraba perdida en tu pecho.
Pensando en que si pienso en ti quizás volverás aquí..

y sí, pienso en ti porque, chico, nuestro amor era de esa clase de amor que iba a ser recordado toda la vida, al menos por mi.

jueves, 7 de agosto de 2014

Al fin y al cabo, de algo habrá que morir.

-¿Porqué noto como si te estuvieses despidiendo de mi?- pregunté mirándole a los ojos.

-No lo estoy haciendo- respondió y dejó de mirarme.

-Mírame- le susurré- Mírame a los ojos y dímelo otra vez- al no hacerlo coloqué una de mis manos en su mentón y hice que me mirara-¿Porqué siento que estás terminando con esto?

-Yo..- dijo- No puedo más- susurró.

-¿Con qué no puedes?- pregunté con miedo.

-No puedo seguir con esto- apartó mi mano de su mejilla- No quiero sentir esto.

-¿Y qué sientes?- no estaba segura de estar preparada para oír esa respuesta.

-Siento que estoy loca y profundamente enamorado de ti- me confesó- Y me da miedo, miedo al no saber qué pasará ni si de aquí unos meses seguirás conmigo o te habrás cansado de mis estupideces- le tembló la voz- Tengo miedo a que con el paso de los días te des cuenta de que no soy lo suficiente bueno para alguien como tú- a medida que hablaba iba bajando el tono de voz- No quiero sentir que el mundo se acaba si te pierdo- me miró- Ni tampoco quiero sentirme vacío cada vez que me dices adiós y te das la vuelta para irte- se pasó una de sus manos por el pelo nervioso- No sabes el hueco tan grande que dejas cada vez que te despides de mi ni lo hundido que me quedo, a veces, al poder pensar que llegará el día en que te despidas y no vuelvas a mirar atrás para mirarme una última vez y sonreírme.

-¿Porqué das por hecho que eso va a pasar?- pregunté.

-Porque toda la gente a la que le he acabado demostrando que le quiero y por la que he perdido ésta apariencia de tío frío, al final se ha ido.

-Yo no soy como esa gente- volví a acariciarle la mejilla y él se acercó a éste contacto.

-¿Como estás tan segura?

-Porque sería muy estúpida si te dejara que, cariño, el miedo lo tengo yo por si conoces a otra mejor, por si algún día dejas de mirarme con ese brillo en la mirada que me vuelve loca, por si algún día al girarme cuando me voy no te encuentro ahí mirándome mientras te muerdes el labio pensando en que te mueres de ganas por besarme- me puse de puntillas y rocé mis labios con los suyos- ¿Sabes qué?- susurré encima de éstos- Yo también estoy loca y perdidamente enamorada de ti- cerró los ojos durante unos segundos y le dí un corto beso- Tienes miedo, ¿verdad?

-Mucho- susurró- No quiero que te vayas.

-No voy a irme- dije- ¿Sabes lo mejor?- le pregunté.

-¿Hay parte buena en esto?

-Sí- me separé de él y rodeé su cuello con mis brazos- Que a mi me parece buena idea tener miedo- me miró extrañado- Pero miedo, juntos- sonrío- Cariño, el que puede irse también eres tú.

-Sería demasiado tonto si me fuera.'


y qué tonto fue por irse y que tonta yo por esperarle.

jueves, 26 de junio de 2014

El amor no entiende de distancias.

otro día más en el que te despiertas, te das la vuelta en la cama y ves que él no está.. no porque haya salido de tu vida, sino porque no está a tu lado. 

coges el móvil esperando tener ese mensaje suyo en el teléfono, el típico 'buenos días mi niña, que te vaya bien el día, hablamos cuando puedas, te quiero.' al acabar de leerlo sigues tumbada en la cama con una sonrisa que no te la quita nadie y a partir de ahí sabes que a gracias a ese mensaje, ese día será un buen día porque le sigues teniendo contigo. Y así te levantas cada mañana, con ganas de comerte el mundo y lo que te venga encima, pero eso quizás dura solo unas horas porque después te paras a pensar lo mucho que necesitas tenerlo cerca pero no puedes, y lo jodido que son los kilómetros que te separan de él, qué. Y lo jodido que es llegar a casa con ganas de verle y contarle como te ha ido el día para después pasarte horas abrazada a él y no poder, qué. Y las noches que te pasas llorando porque no lo tienes aquí, qué. Pero todo esto él no lo sabe, quieres que crea que eres fuerte, que puedes con esto y que no te rindes porque le quieres, y lo intentas, de verdad que lo intentas pero es muy difícil no saber ni como huele, ni como besa, ni como te abraza pero sobretodo es difícil no saber si al tenerle justo delante seguirás sintiendo lo mismo que lo que sentías a través de esa pantallita.

Nunca creías poder enamorarte de alguien que no has visto, ¿no? lo veías como un imposible, y mírate como estás, echándole de menos por todos los rincones aún teniéndolo en tu vida. Lo tienes pero como si no ¿entiendes? Y lo único que te queda es pasarte todos los días deseando poder verle, porque sabes que un día más con él, es un día menos para verle, aun sin saber cuando, aun sin saber si le verás, si le tendrás, si le seguirás queriendo.

Los dos os prometéis ser fuertes, por encima de todo intentáis mantener esa promesa, y en ese tiempo os vais sacando sonrisas, lloráis, os seguís queriendo, peleáis, os sacáis de quicio, pero siempre juntos. Aun sin poder abrazaros, besaros..queréis creer que ya tendréis tiempo para ello, que ya llegará el día en que no daréis ni un respiro de los besos que os dais, que os besaréis tanto para hacerle la competencia a todos esos segundos que habéis estado el uno sin el otro. 

El amor no entiende de distancia y por eso sigues queriéndole, aguantando cada mañana el despertarte y no tenerle porque crees que aunque este sea un tipo de amor que en ocasiones duela, crees que merece la pena, que él la merece. Por mucho que le digas a tu corazón que no le quiera porque no se puede, éste muchas veces no te hace caso y aun así te acabas enamorando de quién menos debes, no porque sea un cabrón sino porque sabes que es un amor con dolor incluido, y aun sabiendo que no estás preparada para ello, te arriesgas y te enamoras, porque en ese momento te importa una mierda lo lejos que esté, porque al menos lo tienes en tu vida y harás lo que sea para que siga en ella el resto de la tuya. 

Y cuando por fin llega la ansiada fecha de volver a veros o simplemente de veros por primera vez, no dejas de contar los dias, horas, minutos y hasta segundos por estar cerca el uno del otro, y no sabeis la sensación que da cuando ese contador se convierte en 00:00:00, una de las sensaciones más bonitas de tu vida, el poder estar con la persona que más te complementa de todas, aquella que se merece y todo más, esa persona de la que estas terriblemente enamorada -aunque en el fondo sepas que amores como estos cuando menos te lo esperas tocan su fin-.


Por esos pocos que hemos podido disfrutar de escenas como estas y aparte que por cosas como estas merece la pena seguir creyendo en estos tipos de amores. >>>>>>>>
http://thestarsofcolors.tumblr.com/post/84641394728/la-distancia-es-una-mierda


Me habían pedido que escribiese sobre éste tema, de hecho yo me enamoré una vez a distancia y bueno, no me salió bien. Pero admiro a aquella gente que a pesar de no tenerse físicamente el uno al otro, siguen ahí, queriéndose y aguantando lo inaguantable porque al menos tienen a esa persona en su vida. Y que da igual lo que diga la gente con ese típico "no puedes enamorarte de alguien que no has visto" sino que nos lo pregunten a nosotros, y les contaremos lo mucho que hemos llegado a querer a alguien que por desgracia, está más lejos de lo que queremos. 

lunes, 23 de junio de 2014

me falta él.

'me dolía ver que no había venido a buscarme, el reloj marcaban las doce y cincuenta y seis y no había venido a por mi. Quedaban exactamente cuatro minutos para que el autobús se marchara, ¿dónde? Donde el mundo quiera llevarme, sea donde sea, ahí donde va la gente cuando necesita desaparecer.


La estación de autobuses estaba repleta de gente y aún así no podía dejar de sentirme sola, estaba rodeada de personas que se despedían de otras; quizás con abrazos, otras con besos. Se prometían que volverían a verse en un tiempo sabiendo que a la larga solo se olvidarían la una de la otra. Había gente llorando porque no querían perder a alguien que querían, había gente feliz por irse de vacaciones, gente de todo tipo y luego estaba yo. De pie al lado de mi maleta, enfrente del autobús, sin saber qué hacer. Miraba a mi alrededor esperando que viniese a verme, a decirme un último adiós o a pedirme que me quedara con él pero no había nada. Nadie. 
No podía dar marcha atrás, había decidido seguir con mi vida sin él sabiendo que si me quedaba, a la larga me rompería el corazón pero, éste aun albergaba la esperanza de que él apareciese. Decidida, metí la maleta en el maletero del autobús para después subir en él, cuando pisé el primer escalón, eché la vista atrás-por última vez- y me despedí en silencio de lo que hasta ahora creía que era mi hogar. Cerré los ojos unos segundos y acabé de subir los últimos escalones que me quedaban hasta llegar a mi asiento. 

Miré de nuevo mi reloj, quedaban dos minutos. Noté que me estaba mordiendo el labio para no llorar, sentía que los ojos me brillaban porque estaba marchándome de verdad, como prometí que haría si él  me fallaba. Vi, en mi muñeca, la pulsera que él me regaló; tenía colgantes de recuerdos que habíamos vivido juntos; un corazón- de lo mucho que nos queríamos-, la Torre Eiffel dónde me declaró que estaba profunda y locamente enamorado de mi, la silueta de un piano; aquel dónde tocaba la melodía de nuestra historia nunca contada. Habían tantas cosas que recordar. Intenté quitarme la pulsera pero al no conseguirlo, la rompí. Quería deshacerme uno a uno de los malditos recuerdos que me había dejado, de las promesas que había dejado por cumplir, de los besos que dijo que me daría durante toda su vida. Toda una vida prometía, resulta que ahora una vida dura muy poco..

En ese momento miré por la ventana, parecía que el mundo iba a cámara lenta, las parejas se daban sus últimos besos, veías como había gente riendo, niños que lloraban al decir adiós a alguien importante, gente feliz; otras no tanto. Iban subiendo los últimos pasajeros y el adiós parecía estar más cerca. Se cerraron las puertas y sabía que ya no había marcha atrás. El autobús se puso en marcha pero segundos después se detuvo por unos golpes en el cristal de la puerta. Intenté mirar quién era e inesperadamente incluso sin verle, noté a mi corazón latir de nuevo, así como hacía días había dejado de hacer. Me incorporé de mi asiento al escuchar mi nombre repetidas veces y entonces, lo vi. Se acercaba lentamente por el pasillo e inconscientemente salí de mi asiento para acercarme a él.


-No puedes irte- dijo con la respiración entrecortada de la carrera que se había pegado.

-Estás retrasando el viaje- le miré seriamente.

-No puedes- repitió- Prometiste que no te irías a ninguna parte aunque las cosas se pusieran difíciles, dijiste que pasara lo que pasara te quedarías porque merecía la pena luchar por esto- estaba rojo de la rabia-Creía que valían más tus promesas.

-Hablas de promesas cuando eres el primero que no entiende el significado de ellas- admití, intentaba por todos los medios no llorar, no quería- Te duele que las haya roto pero yo no puedo quejarme de que tú no las cumplas, ¿no?- miré hacia otra parte porque si le miraba de nuevo sabía que iba a quedarme- He intentado que las cosas salgan bien y lo sabes, he intentado lo imposible por ti, por que te quiero- suspiré- Pero hay un límite para querer, ¿lo sabes?- le miré un segundo- Y hace mucho tiempo que ese límite lo he sobrepasado contigo y aún así me quedé porque te quería, intenté olvidarme de ti e incluso no sentir nada pero estás metido tan hondo en mi piel que no sales ni aún clavándome otro clavo como ese dicho dice- notaba algo húmedo en mi mejilla- Estoy cansada de ser la pobrecilla a la que le fallan cada día.

-No puedes hacerme esto- me pidió.

-Y tú sí puedes romperme el corazón, ¿eh?- intenté reírme pero fallé- ¿Sabes?- me miró- Quería que vinieses a buscarme para irnos juntos- vislumbré esperanza en sus ojos que pronto hice desaparecer- Eso era antes, quería que vinieras y me dijeras lo mucho que me querías y que no podías vivir sin mi pero..- las lágrimas iban a más y ya estaba perdida-No solo puedes vivir sin mi sino que sé que tampoco me quieres como has ido diciendo por ahí- me temblaba la voz- Y no sé exactamente cuando, quizás ha sido unos minutos antes de encontrarte aquí, justo ahí he pensado en huir y que si venías aprovecharía para decirte lo que nunca te había dicho. 

-Entonces..¿no vas a quedarte?

-¿Te quedaste tú cuando más te necesitaba?- le miré-¿Te importó abrazar a otra aún sabiendo que al otro lado del pueblo estaba pasando por el peor momento de mi vida?- negué con la cabeza- No dejamos de hacernos daño aún queriéndonos y creo que mi vida sería mejor si yo sigo por aquí y tú por allí- señalé la puerta del autobús- Estás haciendo esperar a mucha gente- le dije y miró hacia detrás.

-Si decides volver, estaré esperando.

-No te engañes- le miré negando con la cabeza y se dio la vuelta. Miré la pulsera rota en mi mano- Espera- le dije y se giró esperanzado- Esto es tuyo- acerqué mi mano para que la cogiera- No quiero absolutamente nada que me recuerde a ti- le miré- Ya tengo bastante con recordarte en cada centímetro de mi piel- me mordí el labio para no llorar más. Me miró una última vez y bajó del autobús. Me sentí observada en ese momento pero si os digo la verdad, no me importó. Volví a sentarme en mi sitio y miré a través de la ventana. Ahí estaba él, con la pulsera en la mano y buscándome entre la gente. No había marcha atrás. No era como esas películas en que la tía se rinde y cae en los brazos de su chico porque le quiere. Yo..simplemente no podía estar con una persona que me hacía más mal que bien. Dejé de mirarle, y quizás pensaréis que estaba cometiendo el mayor error de mi vida pero hay veces en las que tienes que aprender a dejar ir, no puedes retener contigo a alguien que no es para ti solo por el simple hecho de que le quieres. 

Cogí mis auriculares, aquellos que me salvaban de tantas y le di al modo aleatorio y no sé si el mundo estaba en mi contra pero sonó la banda sonora de mi vida, nuestra canción y no, no la detuve, dejé que sonara deseando que cuando llegase al último verso, no solo se acabara la canción sino que también se acabara éste sufrimiento. Cada letra de ésta me recordaba un momento con él y esperaba que pronto desapareciesen de mi mente o de mi corazón. Había llegado la hora de decirle adiós, de verle por última vez. El autobús arrancó y miré por la ventana para ver su espalda, esa que tanto me había encantado ver cada vez que me decía adiós y, segundos después se giraba para besarme una vez más. Esa espalda que tenía mejores vistas que la Torre Eiffel de París. Aquella que guardaba recuerdos en cada uno de sus lunares, aquella en la que había escrito con caricias versos que nunca pronuncié. Y no volvería a tenerla conmigo. 


Estaba dejando mi vida atrás y no os voy a engañar, también dejé parte de mi corazón ahí, una parte que solo a él pude darle y soy incapaz de dársela a nadie más porque no la tengo, era suya desde que lo conocí, le pertenecía y desde que me fui me falta algo, me siento vacía. Intento ser feliz pero sé a ciencia cierta que no lo conseguiré, no porque no quiera sino porque me falta algo para serlo..

..me falta él.'

domingo, 15 de junio de 2014

¿A dónde va el amor cuando muere?

"Querida, encuentra lo que amas y deja que te mate. Deja que consuma de ti tu todo. Deja que se adhiera a tu espalda y te agobie hasta la eventual nada. Deja que te mate, y deja que devore tus restos.Porque de todas las cosas que te matarán, lenta o rápidamente, es mucho mejor ser asesinado por un amante”


Charles Bukowski.