jueves, 7 de agosto de 2014

Al fin y al cabo, de algo habrá que morir.

-¿Porqué noto como si te estuvieses despidiendo de mi?- pregunté mirándole a los ojos.

-No lo estoy haciendo- respondió y dejó de mirarme.

-Mírame- le susurré- Mírame a los ojos y dímelo otra vez- al no hacerlo coloqué una de mis manos en su mentón y hice que me mirara-¿Porqué siento que estás terminando con esto?

-Yo..- dijo- No puedo más- susurró.

-¿Con qué no puedes?- pregunté con miedo.

-No puedo seguir con esto- apartó mi mano de su mejilla- No quiero sentir esto.

-¿Y qué sientes?- no estaba segura de estar preparada para oír esa respuesta.

-Siento que estoy loca y profundamente enamorado de ti- me confesó- Y me da miedo, miedo al no saber qué pasará ni si de aquí unos meses seguirás conmigo o te habrás cansado de mis estupideces- le tembló la voz- Tengo miedo a que con el paso de los días te des cuenta de que no soy lo suficiente bueno para alguien como tú- a medida que hablaba iba bajando el tono de voz- No quiero sentir que el mundo se acaba si te pierdo- me miró- Ni tampoco quiero sentirme vacío cada vez que me dices adiós y te das la vuelta para irte- se pasó una de sus manos por el pelo nervioso- No sabes el hueco tan grande que dejas cada vez que te despides de mi ni lo hundido que me quedo, a veces, al poder pensar que llegará el día en que te despidas y no vuelvas a mirar atrás para mirarme una última vez y sonreírme.

-¿Porqué das por hecho que eso va a pasar?- pregunté.

-Porque toda la gente a la que le he acabado demostrando que le quiero y por la que he perdido ésta apariencia de tío frío, al final se ha ido.

-Yo no soy como esa gente- volví a acariciarle la mejilla y él se acercó a éste contacto.

-¿Como estás tan segura?

-Porque sería muy estúpida si te dejara que, cariño, el miedo lo tengo yo por si conoces a otra mejor, por si algún día dejas de mirarme con ese brillo en la mirada que me vuelve loca, por si algún día al girarme cuando me voy no te encuentro ahí mirándome mientras te muerdes el labio pensando en que te mueres de ganas por besarme- me puse de puntillas y rocé mis labios con los suyos- ¿Sabes qué?- susurré encima de éstos- Yo también estoy loca y perdidamente enamorada de ti- cerró los ojos durante unos segundos y le dí un corto beso- Tienes miedo, ¿verdad?

-Mucho- susurró- No quiero que te vayas.

-No voy a irme- dije- ¿Sabes lo mejor?- le pregunté.

-¿Hay parte buena en esto?

-Sí- me separé de él y rodeé su cuello con mis brazos- Que a mi me parece buena idea tener miedo- me miró extrañado- Pero miedo, juntos- sonrío- Cariño, el que puede irse también eres tú.

-Sería demasiado tonto si me fuera.'


y qué tonto fue por irse y que tonta yo por esperarle.