sábado, 2 de noviembre de 2013

Actuábamos como si hubiéramos ganado algo por habernos conocido.

Sus cafés iban acompañados de cigarrillos y sal, debido a sus ganas de llorar. Sus pies temblaban, se acercaba el final. La vida la había tratado tan mal, que le daba igual ya ganar o perder. Sus escusas no sabían ya ni hablar por ella. Solo recordará las tardes de Invierno por Madrid, esas noches enteras sin dormir. La vida pasa, y sentía que iba a morir de amor al no ver a nadie sentado en su portal sin mirar al suelo ni pensar. No era mala, solo ingenua. Pretendía creer que el mundo estaba a sus pies. Quería construir un mundo a todo color, en blanco y negro. No podía evitar echarle de menos, solo quería verle.


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